En la concepción de su inaugural clínica dental, la dueña de Clínica Llorente anhelaba un entorno acogedor y cercano, diseñado no solo para recibir a los pacientes sino también para brindar comodidad a su equipo. Al proponer una estética residencial que se manifiesta a través de materiales duraderos se ha dado vida a un espacio cálido y sofisticado, donde el bienestar de cada individuo es el núcleo de la arquitectura interior.

Al entrar, el puesto de recepción vestido con cerámica fina y vertical se presenta como la parte emergente de un volumen central que se extiende a las zonas más privadas de las salas de consulta. Trabajado en curva en las esquinas, este largo bloque rectangular se integra elegantemente en el corazón del proyecto.

Con el objetivo de mitigar el posible estrés que algunos pacientes sufren en su visita a este tipo de clínicas, los diseñadores han optado por fusionar comodidad y sutileza en la sala de espera. La zona con sus asientos integrados y tapizados, cortinas de lino delicado y exuberantes plantas verdes, abraza una estética residencial. Este espacio ha sido concebido para ofrecer no solo un ambiente acogedor, sino también un respiro reconfortante para aquellos que buscan tranquilidad en un entorno clínico.

La elección de materiales perennes pasa por el uso de madera, vidrio texturizado y cerámica color crema que aportan un carácter tranquilizador al espacio. Además de una paleta de colores suave y pacífica, los materiales naturales contribuyen al ambiente relajante y reconfortante del lugar.